Cuando uno maneja un coche, uno suele olvidar todo el dañó que causa a terceras personas (externalidades negativas). El más conocido es la contaminación del aire y la sonora. Prestando menor atención a los accidentes automovilísticos, que suelen ser de las primeras causas de muerte entre personas jóvenes en las ciudades.
No obstante, muy pocas veces se toma en cuenta que también afectas las relaciones sociales de las personas que viven a tu alrededor, disminuyendo su interacción social y reduciendo el número de amistades que tiene, así como haciendo que disfrute poco el barrio donde vive. Esto se debe a que genera una sensación de inseguridad para los peatones así como genera un ambiente incomodo para los vecinos, haciendo que estos salgan poco a la calle y deteriorando su nivel de vida. El siguiente vídeo lo explica muy bien.
Lo anterior aplica perfectamente para el caso de la Delegación Magdalena Contreras, en el DF, y la Supervía poniente. El siguiente vídeo es ilustrativo al respecto:
La pregunta continuara siendo ¿las políticas públicas deben de darle prioridad a los coches o a las personas?