En 2002 Žižek escribía
sobre que el discurso de la guerra contra el terrorismo fuera usado por los
liberales para defender la democracia, la terminara destruyendo. Algo que
sin duda ejemplifica muy bien el caso de Edward Snowden, sucedido 11 años después y que valientemente han
denunciado los excesos cometidos por el gobierno de EUA al violar la privacidad
de las personas en Internet y la libertad en Internet. Žižek, más que un visionario, un gran analista.
sobre que el discurso de la guerra contra el terrorismo fuera usado por los
liberales para defender la democracia, la terminara destruyendo. Algo que
sin duda ejemplifica muy bien el caso de Edward Snowden, sucedido 11 años después y que valientemente han
denunciado los excesos cometidos por el gobierno de EUA al violar la privacidad
de las personas en Internet y la libertad en Internet. Žižek, más que un visionario, un gran analista.
«Lo primero que hay que añadir a todo
esto hoy día es que lo mismo puede decirse de los propios adalides de la
religión:¿cuantos defensores de la religión comenzaron
atacando ferozmente a la cultura contemporánea laica y
acabaron renegando, ellos mismos de la religión (perdiendo cualquier
experiencia religiosa significativa)? Y ¿no es cierto que, de un modo
estrictamente análogo, los guerreros liberales están tan ansiosos por luchar
contra el fundamentalismo antidemocrático que acabarán echando por la borda la
libertad y la democracia misma en su afán de combatir el terrorismo?
Sienten tal pasión por demostrar que el fundamentalismo no cristiano es la
principal amenaza contra la libertad que están dispuestos a volver a
retomar la postura que debemos limitar nuestra propia libertad aquí y ahora, en
nuestras consideradas sociedades cristianas. Si los
«terroristas» están dispuestos a destruir este mundo por
amor al otro, nuestros guerreros contra el
terrorismo están dispuestos a destruir su propio mundo democrático en
aras del odio al otro musulmán.»
esto hoy día es que lo mismo puede decirse de los propios adalides de la
religión:¿cuantos defensores de la religión comenzaron
atacando ferozmente a la cultura contemporánea laica y
acabaron renegando, ellos mismos de la religión (perdiendo cualquier
experiencia religiosa significativa)? Y ¿no es cierto que, de un modo
estrictamente análogo, los guerreros liberales están tan ansiosos por luchar
contra el fundamentalismo antidemocrático que acabarán echando por la borda la
libertad y la democracia misma en su afán de combatir el terrorismo?
Sienten tal pasión por demostrar que el fundamentalismo no cristiano es la
principal amenaza contra la libertad que están dispuestos a volver a
retomar la postura que debemos limitar nuestra propia libertad aquí y ahora, en
nuestras consideradas sociedades cristianas. Si los
«terroristas» están dispuestos a destruir este mundo por
amor al otro, nuestros guerreros contra el
terrorismo están dispuestos a destruir su propio mundo democrático en
aras del odio al otro musulmán.»
Slavoj Žižek, Bienvenidos al desierto de lo real, 2002.