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Reseña: ¿Qué es el sexo? de Alenka Zupančič,

Esta obra[1] de Alenka Zupančič aborda el sexo como una pregunta esencial del psicoanálisis, un problema ontológico, que tiene repercusiones sobre la filosofía y nuestro entendimiento del mundo. Para ello, parte de dos tesis centrales sobre el sexo (p. 23). La primera, en el psicoanálisis el sexo es un concepto que formula una contradicción persistente de la realidad. La segunda, dicha contradicción no puede ser circunscrita o reducida a un nivel secundario (como contradicción entre entidades /seres ya establecidos), sino que es – en tanto contradicción- parte de la estructura de esas entidades, de un ser mismo.

En este sentido, explica el sexo relacionándolo con la pulsión y el inconsciente desde una interpretación lacaniana. Para el psicoanálisis el sexo es no-natural[2], ya que es una naturalización artificial de las pulsiones originalmente desnaturalizadas (como el goce oral separado de la necesidad de comer ni se tienen relaciones sexuales soló por la reproducción). Pulsiones que son la automatización del goce, lo cual está determinado por el lenguaje, le represión y el inconsciente. El orden simbólico (incluyendo el lenguaje) surge e incluye la falta de un significante sobre el cual se estructura las contradicciones y las represiones, es decir, el inconsciente, y que define al sujeto. Por lo que la sexualidad es constitutivamente inconsciente, incluso cuando sucede por primera vez: “la sexualidad pertenece al mismo ser-ahí del inconsciente, en su misma incertidumbre ontológica” (p 38).

Como resultado hay una no-relación, pues la sexualidad no está presente en algún lugar, no tiene un significado, pero al mismo tiempo es un punto donde se presenta un exceso de goce[3]. El “no existe relación sexual” no implica que sean imposibles las relaciones, sino establece el marco dentro del cual operan las relaciones sexuales entre dos sujetos. Su ausencia curva y define el espacio de lo sexual, cual agujero negro que curva el espacio.

Esta explicación de la no-relación, es fundamental pues su existencia no se limita sólo al sujeto, se presentan en otros vínculos sociales y puede ser negada, encubierta o explotada a favor relaciones de poder (domino, explotación y discriminación) (p. 66), por lo que comprenderla es básico en pos de la generación de proyectos emancipatorios. A continuación, se recuperan algunos ejemplos de cómo se presenta la no-relación diferentes vínculos y sus implicaciones políticas, dentro de esta obra de Zupančič.

El encubrimiento del sexo

El caso más conocido sobre el encubrimiento del sexo es realizado por la religión, tratando de normarlo y ordenarlo sólo a la reproducción humana. Por lo que busca ocultar las representaciones sexuales, pero no sólo por los cuerpos u órganos sexuales en sí mismos, sino que sirve a otro propósito, tratar de encubrir que el sexo no tiene significado, que está lleno de inconsistencias y que llevan a preguntas más profundas. Trata de ocultar la no-relación. Un ejemplo de esto las encontramos en las obras de arte cristianas donde la hoja de parra se alarga, no sólo para ocultar los órganos sexuales, también para ocultar el ombligo. Esto debido a la inconsistencia religiosa que genera, pues si el hombre fue hecho a imagen de dios, implicaría que no deberíamos de tener ombligo o que dios nació como el hombre: con un ombligo y mediante el sexo (p 237).

Otro caso de evitar abordar la no-relación es abandonando o margina el concepto de la diferencia sexual, la cual se establece como una “imposibilidad ontológica (implícita en la sexualidad) que abre el espacio social (donde, a su vez, se generan las identidades)” (p 76). Zupančič señala que en el mismo psicoanálisis hay una tendencia a dejar del lado este concepto y lo remplaza por el de género, con lo que reduce la importancia de sus implicaciones. Pero aún más problemático es la teoría de género, pues como señala Joan Copjec (2011) “ejecutó una proeza mayor: le quito el sexo al sexo, ya que mientras los teóricos de genero continuar hablando de prácticas sexuales, dejaron de preguntarse qué son el sexo y la sexualidad” (p. 77). Desexualizando la ontología por lo que “ya no se concibe en términos de una combinatoria de dos principios “masculino” y femenino” …(y) se le quita el elemento mismo que ha revelado de lo que se trata el problema de la diferencia sexual. El problema no se elimina, solo se elimina la forma en que se hace visible y la forma en que se ve cómo opera” (p. 88).

Los nuevos materialismos

Zupančič menciona que tal cual como sucedió hace unas décadas cuando la ética prometió arrojar mejores resultados que la política, llevando a remplazar conceptos como “antagonismo”, “la lucha de clases”, “emancipación” y “política” con nociones como “tolerancia”, “reconocer al Otro” y las reglas autoimpuestas de lo políticamente correcto” (p. 212); de igual manera, las nuevas ontologías y nuevos materialismos prometen realizar un mejor trabajo político que la política (y qué la ética no logró).

Estas nuevas ontologías llevan a postular que el sujeto es un objeto entre otros objetos, convirtiéndolo sólo en el término de “persona” o “humano”. Con lo cual se pierde la dimensión política de la ontología, que inspira algunos proyectos democráticos e igualitarios, al encubrir los antagonismos de la realidad.

La tesis que sostiene Zupančič es que “el sujeto no es simplemente un objeto entre otros objetos, es también la forma en la que existe la contradicción y el antagonismo que opera en la existencia misma de los objetos” (p. 208), por lo cual rechaza todas estas nuevas ontologías.

De la mano invisible a la manuela invisible

Un ejemplo de cómo la no-relación se presenta en las relaciones de poder, es en el capitalismo que la utiliza a su favor. Para Zupančič, Adam Smith establece que no existe la acumulación “mercantilista” cerrada y controlada, por lo que no existen relaciones económicas determinadas sólo bajo juegos suma cero (la riqueza que existe es un monto dado y lo que gano, alguien más lo pierde). Más bien, postula que la riqueza social depende de los interese egoístas de los individuos que buscan su propio interés (mediante sus actividades económicas), los cuales se coordinarán a través de la mano invisible del mercado para lograr el beneficio general. Así, Adam Smith establece (ideológicamente) la no-relación, y a su vez el mecanismo de su explotación en el capitalismo.

No obstante, en realidad dicha “mano invisible” no reparte equitativamente la riqueza para el beneficio social; es más una “manuela invisible” que asegura el goce de los capitalistas, que asegura la riqueza se acumule en las manos de pocos. Esto se debe a la conversión de la fuerza de trabajo en mercancía, que es tanto fuente de valor y cuyo consumo es la creación de valor. Por ello, Zupančič menciona que se puede sostener que el “trabajador no existe”, existe la persona cuyo trabajo se compra y se vende de otra manera se trataría de un esclavo. De tal manera, los capitalistas explotan la no-relación para apropiarse de la plusvalía que genera el trabajo y enriquecerse a ellos mismos;[4] tal como lo describió Marx.

La búsqueda de un nuevo significante (maestro)

Un punto importante es que la no-relación lacaniana no implica genera una neutralidad plural del ser (social), implica que este ser no es neutral, pues ya está sesgado. “La no relación no es una simple ausencia de relación, sino que se refiere a la curvatura constitutiva o sesgo del espacio discursivo” (p. 59). Esto resulta fundamental, pues “reconocer la no-relación no implica aceptar “lo imposible” (como algo que no puede ser realizado), sino ver cómo se adhiere a todas las cosas posibles y cómo las con-forma, qué tipo de antagonismo perpetúa en casa caso en concreto y cómo funciona. Este tipo de reconocimiento es el único que, en vez de clausurar abre el espacio de la invención e intervención política” (p. 60).

En este sentido, el fin del análisis psicoanalítico debe de cambiar al sujeto de tal manera que la esperanza es remplazada por el coraje de hacer algo diferente. Se elimina el goce y las ilusiones relacionadas con cierta relación imaginaria y se abre el espacio de crear algo nuevo.

Como ejemplo de lo anterior cita a Rosset que menciona que “nada mediocre sucede sin pasión” (p. 229).  La pasión se constituye como un obstáculo, al posponer indefinidamente alcanzar el objeto de goce. La pasión es la pesquisa de un objeto que es obscuro e indefinido, y al mismo tiempo no tiene ninguna utilidad, es decir esta fuera de alcance y es inútil. La pasión revolucionara funciona de esta manera busca la revolución por la revolución algo que no sucede en lugar de generar el cambio posible.

Por este motivo, Zupančič propone la búsqueda de un nuevo significante que revele una dimensión invisible de la realidad, y que se enfoque en el punto del conflicto social, para trabajar así en evitar su repetición. Un paso básico para las luchas emancipatorias. Pone, por ejemplo, la lucha de clases sobre el cual da una dimensión para cambiar la realidad. O el concepto marxista del proletariado, como clase social explotada, es clave pues “es el concepto que nombra el punto sintomático de este sistema, su negatividad desmentida y explotada” (p. 72). Lo cual permite exponer esta situación de explotación y confrontarla.

En suma

La importancia que Zupančič plantea del sexo sobre la filosofía es clara. Como lo que puede ser una muestra de ello, diversos planteamientos que desarrolla son discutidos por Slavoj Žižek en El sexo y el fracaso del absoluto (Paidos, 2020), como sobre el carácter fallido de la realidad y la sexualidad como el contacto privilegiado con lo absoluto. Como paréntesis vale señalar que la obra de Zupančič apareció originalmente en 2017 y la de Žižek dos años después. No debería de sorprender este dialogo, ya que ambos perteneces a la misma escuela filosófica de Lubiana (junto con Mladen Dolar) y tienen obras en conjunto. Por ello, sus aplicaciones políticas son ampliamente similares (Žižek, 2020 &2022), en especial respecto a los nuevos materialismos y la naturaleza: enfrentar crisis como el cambio climático requiere que la humanidad utilice toda su capacidad transformadora para superarla. No tomar posiciones “modestas” frente a la naturaleza, que en poco contribuirá a enfrentar esta crisis ya presente.

Referencias

  • Copjec, Joan. (2011). El compacto sexual. México: Paradiso Editores.
  • Žižek, Slavoj. (2020). El sexo y el fracaso del absoluto. México: Paidós.
  • Žižek, Slavoj. (2022a). The stupidity of nature. Compact Mag. Marzo 22, 2002. Consultado el 12 de junio de 2022. https://compactmag.com/article/the-stupidity-of-nature
  • Zupančič, Alenka (2013). ¿Porqué el psicoanálisis? México: Paradiso Editores.
  • Zupančič, Alenka (2021). ¿Qué es el sexo? México: Paradiso Editores

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[1] Para explicar esto lo realiza en cuatro secciones, con diversos apartados, y una sección de conclusiones. Cada sección está escrita a manera de ensayos, que están hilados entre sí por lo que al leerse por separado pueden perder sentido. Todo esto entablando una discusión con diferentes autores y con una gran cantidad de explicaciones conceptuales sobre estos temas, lo cual puede hacer a momentos difícil su lectura. La introducción de la versión en español de Paradiso Editores es muy buena para entender la trayectoria del trabajo de la autora.

[2] Argumento ya expuesto en su obra ¿Por qué el psicoanálisis? (Paradiso Editores, 2013).

[3] “La sexualidad no es ningún ser que existe más allá de lo simbólico, “existe” únicamente como la contradicción del espacio simbólico que aparece a causa del significante que falta constitutivamente y como resultado de lo que aparece en su lugar” (p. 85).

[4] Aunque este análisis excluye los mecanismos de expropiación directa a los trabajadores, como la acumulación por desposesión o que el capitalismo puede utilizar al esclavismo para fomentar su acumulación.

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Publicado originalmente en Intervención y Coyuntura. Revista de Crítica Política.

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