Anna Kornbluh (2023). Immediacy or, The Style of Too Late Capitalism, Verso Books.
La inmediatez, una característica de la vida actual, relacionada con el uso de las redes sociales y los teléfonos inteligentes, se ha vuelto cada vez más dominante. Las peores tragedias y triunfos son transmitidos el día de hoy en cuestión de segundos, incluso por sus mismos participantes, como sucedió con la invasión rusa a Ucrania o los ataques israelíes a Palestina. Así, una de las particularidades de estos casos es que se ha dejado de lado la intermediación de medios de comunicación, instituciones y diversos actores y grupos políticos para analizar o interpretar lo sucedido, pues las redes permiten la transmisión directa de los conflictos por parte de la población.
Anna Kornbluh, filosofa y catedrática de letras de la Universidad de Illinois Chicago, y autora de The Order of Forms (University Chicago, 2019), Marxist Film Theory and Fight Club (Bloomsbury, 2019) y Realizing Capital (Fordham, 2014), explora en su más reciente libro Inmediatez o el estilo del capitalismo demasiado tardío este fenómeno contemporáneo. En él, la autora desarrolla el concepto de “inmediatez” como una categoría maestra para dar sentido a la producción estilística del arte actual e incluso de la creación teórica que, a su parecer, están renunciando a su función de mediación para explicar la realidad. Una función que es un “proceso activo de relacionar”, a partir del cual se da “sentido y significado mediante la incrustación en un medio; creando puntos medios que fusionen los extremos; haciendo accesibles en lenguaje, imagen y rima las abstracciones prevalentes que de otro modo no estarían disponibles para nuestra percepción sensorial, como la justicia o el valor” (p. 5).
Kornbluh basa esta proposición en una explicación materialista. Hoy el capitalismo presenta un estancamiento secular de la producción, la tasa de ganancia no aumenta: disminuye. Por lo que la única manera de mantener el capitalismo en funcionamiento es acelerando la esfera de la circulación, es decir, acelerando la realización de plusvalía —aunque también se debe agregar la redistribución de la plusvalía entre los capitales (Harvey, 2023)—. Esto se logra gracias a la tecnología que ha permitido reducir el número de procesos y de intermediarios, alcanzando velocidades nunca vistas para el capital; una reducción del tiempo y del espacio para la generación inmediata de plusvalía ante la falta de un crecimiento productivo que permita mantener las tasas de ganancia estables. Tanto el flujo de bienes y servicios como su velocidad se han convertido en elementos del capitalismo contemporáneo.
Es a esta etapa del capitalismo a la cual la autora llama “capitalismo demasiado tardío”, en clara referencia al planteamiento de Fredric Jameson sobre el “capitalismo tardío” (1991), aunque Kornbluh lo define como una crisis sobre el futuro y la falta de esperanza de una mejor sociedad ante los desafíos sociales y ecológicos actuales.[1] Esta situación conlleva centrarse en el ahora, en lo urgente, en lo inmediato, como respuesta o síntoma ante la pérdida de mediación para confrontar los problemas actuales y desarrollar futuros alternos.[2]
Al mismo tiempo, la inmediatez en esta etapa del capitalismo premia la producción individual de imágenes y su circulación mediante las redes sociales. Aquí la autora recurre al psicoanálisis lacaniano para emplear los registros de lo real, lo simbólico y lo imaginario. Bajo la situación actual, la creación de un espejo continuo (las selfies, por ejemplo) impide la interacción con otros (a pesar del pseudorreconocimiento del otro mediante el “me gusta”) y bloquea la simbolización de nuestras realidades, por lo que el sujeto permanece demasiado tiempo en el registro del imaginario, lo cual resulta en cierto narcisismo. Todo ello tiene como consecuencia una erosión del registro simbólico, que mantiene las reglas sociales funcionando, y deja a los individuos anclados en su pequeña realidad. Para referir cómo este contexto general afecta al arte, Kornbluh explica sus resultados estilísticos en los formatos de la escritura y el video, y remata con la teoría crítica.
Bajo esta tendencia de la inmediatez, la lógica del capital impulsa en la escritura la destrucción de la ficcionalidad y el desmantelamiento de las representaciones para la interpretación de la realidad, promoviendo estilos literarios centrados en la experiencia individual, la perspectiva privada y la voz personal. Así, sitúa el género de la autoficción como parte de este fenómeno, caracterizado por redacciones principalmente en primera persona que tratan de describir la vida (del autor) hasta en el más mínimo detalle; como muestra se presenta la serie autobiográfica de seis libros de Karl Ove Knausgard titulada Mi lucha (Anagrama, 2012-2019). La experiencia directa del autor se transmite al lector, lo que afecta a toda la industria editorial comercial y escolar. En otras palabras, hay una pérdida en la comunicación con el otro que implicaba una forma de generar abstracciones de corte político y universales a través de la ficción. Hoy, este tipo de producción literaria adopta la tarea de tratar que la experiencia subjetiva sea universal, en su sentido más literal y unívoco, lo que por definición es imposible.
Este fenómeno es aún más evidente con el formato de video, y responde a la proliferación de las cámaras en los celulares y las plataformas para su difusión. El video permite una grabación veloz de la imagen, con tomas que se enfocan en los individuos en primer plano, en sus rostros, en las interacciones —nuevamente— directas con el observador y en bucles infinitos, en contraposición a captar grupos de personas o contextos, e historias finitas. Las series que encuadran la experiencia del personaje, sin historias de fondo, son la regla. Del mismo modo, la creación continua de secuelas, precuelas y giros a la misma historia sin un fin, más que continuar el flujo rápido de la historia, es resultado también de la inmediatez: la serie de películas de Marvel son claro ejemplo. El streaming (la transmisión continua) es el medio por excelencia del capitalismo demasiado tardío: trabajo flexible, entretenimiento flexible.
Finalmente, lo hasta ahora expuesto también se refleja en la teoría crítica, reducida a la autoteoría, que pretende, a partir de experiencias personales, subjetivas, desarrollar conclusiones universales evadiendo las grandes narrativas. En lugar de interpretar esta inmediatez, la verifica y la propaga, proponiendo la planitud, el enredo, el nihilismo y la indistinción. Ejemplos como la teoría del actor-red, la ontología orientada a objetos, el posthumanismo, la teoría de la cosística y el romanticismo ecologista des-enfatizan al sujeto y enfatizan las respuestas automáticas, la fuerza corpórea, la experiencia sentida, la selección irracional, los teatros de crueldad, etcétera.
Este tipo de desarrollos podrían ser un punto de partida para procesos de mayores abstracciones, de la razón; sin embargo, se quedan sólo en el nivel de registro de lo que los sentidos recogen de forma inmediata. Esto es lo que Hegel definió como “certeza sensible” en la Fenomenología del espíritu (2021), que es sólo el primer paso para el desarrollo de la razón, no de su comprensión absoluta. Mantenerse en este punto es un error que cualquier filósofo y crítico riguroso debe de evitar. Por ejemplo, la teoría marxista está dedicada al análisis crítico de la mediación dentro del capitalismo, es decir, a estudiar cómo el trabajo media la naturaleza, cómo las reglas sociales median la posición social, cómo el capital media el valor pretendiendo que no es un medio (p. a155). Sin embargo, la antiteoría elimina las referencias a la mediación, a las contradicciones, y con ello pierde potencia de crítica a la realidad.
Esta tendencia estilística es también parte de un fenómeno de precarización de la academia, que impulsa la producción rápida de estudios y la autopublicación para enfrentar la crisis de las instituciones universitarias y de investigación.
Kornbluh señala que la inmediatez tiene un aspecto despolitizante que permite fomentar las posverdades y el populismo de los antiexpertos, así como la idea de un “capitalismo muy tardío”, sin futuro, lo que a su vez es reforzado por la descalificación de la producción de crítica teórica. Una que, además, enfatiza aspectos individuales, lo cual hace muy difícil construir solidaridades para la acción política.
Ante ello, la autora apunta a que hay obras que parten de lo urgente, de lo concreto, que afecta al cuerpo, pero que en su desarrollo argumentativo se alejan de dicho nivel. Este es el caso de la teorización basada en proyectos que abordan diferentes aspectos de las crisis globales y permiten expandir las ideas al nivel de la situación concreta y formular acciones audaces para enfretarla. Ejemplos de ello son “Un planeta a ganar” (A Planet to Win, Kate Aronoff, Alyssa Battistoni, Daniel Aldana Cohen y Thea Riofrancos), Manifiesto de un Feminismo para el 99% (Cinzia Arruza, Tithi Bhattacharya y Nacy Fraser) y Cómo dinamitar un oleoducto (de Andreas Malm). (P. 210).
Por ello, es necesario recuperar la mediación en la creación artística y teórica, pues esto permite enfrentar justamente las peores tendencias generadas por el capitalismo y crear una salida al estancamiento que se vive hoy día. Tal cosa puede lograrse, como señala Kornbluh, en referencia a Un planeta a ganar, “mediante los análisis construidos, los juicios deliberativos y los significantes compartidos que constituyen las mediaciones intelectuales para que un grupo pueda acordar un curso de acción. Las ideas nos guían” (p. 214).
Referencias:
- Aronoff, Kate; Alyssa Battistoni; Daniel Aldana Cohen y Thea Riofrancos. (2019). A Planet to Win: Why We Need a Green New Deal. London: Verso Books.
- Arruza, Cinzia; Tithi Bhattacharya y Nacy Fraser. (2021). Manifiesto de un Feminismo para el 99%. Barcelona: Herder.
- Harvey, David. (2023). A Companion to Marx’s Grundrisse. London: Verso Books.
- Hegel, Georg Wilhelm Friedrich. (2021 [1807]). La fenomenología del espíritu. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.
- Jameson, Frederic. (1991). Postmodernism; or, The Cultural Logic of Late Capitalism. Durham: Duke University Press.
- Knausgard, Karl Ove. (2012-2019). Mi lucha. Barcelona: Anagrama.
- Kornbluh, Anna. (2023). Immediacy or, The Style of Too Late Capitalism. London; New York: Verso Books.
- Malm, Andreas. (2022). Cómo dinamitar un oleoducto: nuevas luchas para un mundo en llamas. Madrid: Errata Nature.
[1] Una crítica a su concepción de capitalismo demasiado tardío la desarrolla Kyle Basch en su texto “Too Late for ‘Late Capitalism’” en Compact Magazine. Consultado el 29 de marzo de 2024 en: https://www.compactmag.com/article/too-late-for-late-capitalism/
[2] Alexander Alerts en su reseña de este libro para Marx & Philosophy Review of Books señala que a la explicación de Kornbluh le falta profundizar en la relación entre inmediatez y capitalismo. Requiere, pues, responder a la pregunta “¿de qué manera el estilo cultural de la inmediatez no es sólo expresión de una fase actual del modo de producción, sino también expresión de una dinámica inmanente del propio capitalismo?”.
Publicado originalmente en Revista Común el 7 de mayo de 2024.