En México, la derecha y muchos liberales suelen recurrir a frases sueltas de Marx y Engels para calificarlos de racismo contra los mexicanos, como recientemente hizo Enrique Krauze después de la invitación de Andrés Manuel López Obrador para que los maestros lean al filósofo alemán y a Lenin. El mensaje que estas descalificaciones buscan transmitir es que no se debe de tomar en cuenta nada del pensamiento y obra de Marx y Engels, con el propósito de lograr una reacción tipo “cultura de la cancelación” en México, que aísle a las masas del marxismo.
Sin duda, lo que demuestran estos intentos recurrentes de descalificación es que existe un gran temor a las críticas marxistas al capitalismo y a su difusión. Dada esta estrategia reaccionaria, se vuelve importante analizar estos textos, tanto para desmontar estas ideas como para crear nuevas lecturas y lecciones para la izquierda en México.
1. Un pensamiento en continua revolución
A lo largo de su vida, Marx fue sumamente prolífico: escribió libros, notas periodísticas e innumerables cartas a amigos, familia y colaboradores, abordando una gran cantidad de temas sin desarrollarlos a detalle. Asimismo, era un devorador de información que se mantenía lo más actualizado de los hechos de importancia mundial (sin visitar los sitios de los que escribía). Por su parte, Engels colaboró en muchos de estos textos, discutió con Marx y elaboró sus propias ideas. En todos estos escritos, el pensamiento de Marx y Engels no fue monolítico o uniforme, sino que fue cambiando, revolucionándose y puliéndose con los años, por lo que su obra no está exenta de errores, fallos y contradicciones.
Este es un hecho absolutamente incontrovertido que se trata de obviar muchas veces al utilizar un solo fragmento de sus escritos, ya sea para criticar a estos pensadores o para justificar algún tipo de acción política. En especial acerca de temas sobre los cuales ninguno de los dos escribió de manera sistemática, pero que sí trataron a lo largo de su obra, como el colonialismo y las naciones. La sistematización de estos temas ha sido realizada a posteriori por muchos pensadores.
Pedro Escaron, el gran traductor uruguayo, en su conocida recopilación de escritos sobre América Latina de Marx y Engels (Karl Marx, Friedrich Engels. Materiales para la historia de América Latina. Ediciones Pasado y Presente, 1972) propone periodizar el desarrollo del pensamiento de ambos en cuatro etapas respecto a los temas nacionales y a la expansión colonial europea:
- De 1847 hasta el fin de la guerra de Crimea en 1856, “combinaban el repudio moral a las atrocidades del colonialismo con la más o menos velada justificación teórica del mismo”. Esto último bajo la idea de que las naciones capitalistas europeas eran portadoras del progreso histórico, por lo que su expansión era necesaria para la creación de industrial, una burguesía nacional y, aún más importante, para que existiera un proletariado local.
- De 1856 a 1864, una etapa de transición en la que prevalece “la denuncia a los atropellos” sobre el mundo colonial y la reivindicación de los derechos de los pueblos locales.
- De 1864 a la muerte de Marx, en 1883, cuando los dos pensadores comienzan a apoyar las luchas de independencia de diversas naciones, como Irlanda e India. El giro más importante de su posición política es que debe de ser el proletariado el que apoye la independencia de las naciones y no debe librar guerras coloniales. Con lo que abandonan la posición de la primera etapa en favor del colonialismo burgués.
- De 1883 a 1895, del fallecimiento de Marx al de Engels, en la que el segundo deja de prestar atención a los problemas de otras latitudes y regresa sobre los problemas nacionales europeos.
Con esta periodización es claro que el Marx de 36 años y el Engels de 34, que escribieron diversos textos periodísticos, no son los mismos en comparación con el Marx de 49 años y el Engels de 47, que publicaban el primer tomo de El Capital. Mucho menos son iguales al Marx que a sus 63 años escribía sobre la comuna rusa agrícola con Vera Zasúlich mientras estudiaba a los aztecas. Y esto justo es lo que se debe de tener en cuenta al acercarse a todos sus textos: son un proyecto inacabado y en continua revolución.
2. La invasión de EUA a México 1846-1848
Los principales textos utilizados para asegurar que en Marx y Engels existe racismo contra los mexicanos, provienen de fragmentos de la correspondencia entre ellos acerca de la invasión de Estados Unidos de América (EUA) a México. Al respecto, es importante destacar que la derecha suele utilizar como fuente los apuntes de Pedro Escaron (1972), cuya traducción en algunos casos es limitada, y suelen modificar de manera errónea o a modo para reforzar este mensaje. Por lo que recurro directamente a Marx & Engels Collected Works —en inglés— y Karl Marx & Friedrich Engels. Werke —en alemán—, para realizar una nueva traducción de estos textos.
Más importante aún es que la derecha evita contextualizar cada frase dentro de la nota y, por supuesto, evade completamente revisar toda la discusión que realiza Pedro Escaron sobre las etapas de desarrollo intelectual de Marx y Engels. Además, la derecha tampoco trata la diferencia de tonos entre una carta personal y un libro. Mientras que el mismo Marx admitía que utilizaba un “lenguaje brutal” en su correspondencia personal, la cual no está diseñada para sustraer extractos fuera de contexto.[1]
En la primera carta en cuestión, del 30 de noviembre de 1854, Marx escribía a Engels que había recibido dos libros: de The War with Mexico (Harper and Brothers, 1849) de Roswell S. Ripley, acompañado de la lectura de Historia de la Conquista de México, de Antonio de Solís (1684), con los que podría estudiar la invasión de EUA a México. La frase que suele usar la crítica reaccionaria es cortada, por lo que incluyo el párrafo completo y lo resalto, para dar mayor contexto:
La cosa es para mí de particular interés porque no hace mucho tiempo estaba leyendo sobre la campaña de Fernando Cortés en la Conquista de México de Antonio Solís. Se pueden realizar comparaciones muy interesantes entre las dos conquistas. Por cierto, aunque los dos comandantes en jefe —Taylor así como Scott— me parecen muy mediocres, toda la guerra fue ciertamente un digno preludio de la historia militar de la gran tierra de los yanquis…[2]
Al resaltar esta frase, lo que pretende la derecha es avivar un espíritu anti-EUA y alimentar el orgullo nacional, aunque en sí misma, es una frase débil. Las citas más utilizadas (y mal traducidas en su uso), son extraídas de la carta del 2 de diciembre de 1854, en donde Marx escribe sobre los generales de EUA y su campaña en México, del tono sarcástico en que escribe Ripley, de la pésima impresión que le causaba el General Scott, y cierra su carta escribiendo peor de los mexicanos, en un tono peyorativo que raya en el racismo. Frases probablemente dirigidas a los ejércitos mexicanos al tratarse de una lectura sobre un conflicto bélico, pero que causan el efecto de leerse como si se dirigiera a todos los mexicanos en conjunto. Las frases en cuestión, con una traducción directa del alemán[3], dicen:
…Los españoles ya están degenerados. Pero ahora un español degenerado, un mexicano, es un ideal. Todos los vicios, jactancia, fanfarronería y donquijotismo de los españoles a la tercera potencia, pero ni de lejos la solidez que éstos poseen. La guerra mexicana de guerrillas, una caricatura de la española, e incluso supera infinitamente la huida de los ejércitos regulares. Por otro lado, los españoles no produjeron ningún talento como el de Santa Anna.[4]
El uso de estas líneas por parte de la derecha apunta a la idea de qué si Marx pensaba así de los mexicanos, debe de ser despreciado. Esta estrategia de avivar el nacionalismo para aislarse de las ideas socialistas y comunistas es bien conocida en los círculos anti-comunistas: desplazar el conflicto de clases al conflicto entre naciones. De tal manera que sea innecesario enfrentarse directamente a las ideas y argumentos marxistas sobre la dinámica del capitalismo y la explotación del trabajo en beneficio de la burguesía. Que sea el proletariado que pelee entre sí, mientras la burguesía continúa enriqueciéndose a costa del trabajo de otros. Y justamente esta es la estrategia que ha realizado el diario mexicano Reforma con notas continuas entre el 2 y 7 de febrero, en las que ha tratado de avivar el chovinismo.
Esto no es una estrategia nueva, ya se le ha tratado de descalificar a Marx tildándolo de eurocentrista o, absurdamente, de racista. Criticas que han sido respondidas en diversas ocasiones, demostrando su compromiso contra la esclavitud o rechazando las argumentaciones antropológicas racistas. Un análisis, además, reaccionario, que no se aplica a rajatabla pues, de ser así, pensadores como John Locke, que poseía acciones en compañías esclavistas y es uno de los fundadores del pensamiento liberal, deberían de ser cancelados de igual forma. Lo que claramente no está en cuestionamiento.
3. El desarrollo del capitalismo y de México
Las anteriores frases suelen ser aderezadas por la derecha con un texto de Engels que escribiera años antes, el 15 de febrero de 1849, para el diario alemán publicado por Marx (1848-1849) el Neu Rheinische Zeitung: Organ der Demokratie. Engels escribió un artículo titulado “Pan-eslavismo democrático” en el que criticaba el discurso de Lamartine de “fraternidad universal” entre los pueblos sin tomar las medidas necesarias para defender la revolución y, en especial, la repetición de esta misma posición por Bakunin en un manifiesto que impulsaba un “pan-eslavismo democrático”. Engels utilizó al caso de la guerra entre EUA y México cómo un ejemplo de lo fallida de esta idea, de cómo las condiciones materiales tienen mayor peso (geografía, historia, lengua, etc.) y cómo el impulso del nacionalismo socava el potencial revolucionario. Traduzco parte del artículo para dar contexto, y hago énfasis en negritas de la parte que suele señalar la derecha:
Sólo una palabra sobre la «unión fraternal universal de los pueblos» y el trazado de «límites establecidos por la voluntad soberana de los propios pueblos sobre la base de sus características nacionales». Los Estados Unidos y México son dos repúblicas, en las cuales el pueblo es soberano.
¿Cómo fue que por Texas, se desató una guerra entre estas dos repúblicas que, de acuerdo a la teoría moral, debían estar «fraternalmente unidas» y «federadas», y que por «necesidades geográficas, comerciales y estratégicas», la «voluntad soberana» del pueblo estadounidense, apoyada por la valentía de los voluntarios estadounidenses, desplazó los límites trazados por la naturaleza unos cientos de millas más al sur? ¿Y acusará Bakunin a los estadounidenses de una «guerra de conquista» que, si bien asesta un duro golpe a su teoría basada en la «justicia y la humanidad», se libró total y exclusivamente en interés de la civilización? ¿O es acaso una desgracia que la espléndida California les haya sido arrebatada a los perezosos mexicanos, que nada pudieron hacer con ella? ¿Qué los enérgicos yanquis mediante la rápida explotación de las minas de oro de California aumentarán los medios de circulación, en pocos años concentrarán una densa población y un extenso comercio en los lugares más adecuados de la costa del Océano Pacífico, crearán grandes ciudades, abrirán comunicaciones por barco de vapor, construir un ferrocarril de Nueva York a San Francisco, por primera vez realmente abrir el Océano Pacífico a la civilización, y por tercera vez en la historia dar una nueva dirección al comercio mundial? La «independencia» de unos pocos españoles californianos y tejanos puede sufrir por ello, en algunos lugares se puede violar la «justicia» y otros principios morales; pero ¿Qué importa eso en comparación con tales hechos de importancia histórica mundial?[5]
Tanto el artículo de Engels como la correspondencia que recibiera de Marx, se pueden enmarcar en su primera etapa de desarrollo intelectual sobre temas nacionales y coloniales. Etapa en la que tenían entusiasmo por el desarrollo del capitalismo de EUA, incluyendo también su expansión territorial. Como señala Bosteels (La comuna mexicana, Akal, 2021), esta etapa del pensamiento de Marx coincide con una visión más determinista del desarrollo económico y las necesidades materiales para alcanzar el comunismo: una que implica la necesidad de desarrollo del capitalismo para el despliegue de las fuerzas productivas y del proletariado a nivel mundial como pasos necesarios para poder alcanzar el comunismo. Esta conceptualización se plasmará en La Ideología Alemana (1845-46) —que vería la luz hasta 1932— o El Manifiesto Comunista (de 1848).
Este tipo de conceptualización ya estaba presente desde 1848 en un artículo de Engels titulado “Los movimientos de 1847”, un resumen de los sucesos mundiales más relevantes, en donde plasmó su opinión entusiasta de la invasión de EUA a México:
En América hemos sido testigos de la conquista de México y nos ha complacido. También es un avance cuando un país que hasta ahora ha estado exclusivamente envuelto en sus propios asuntos, desgarrado perpetuamente por guerras civiles y completamente impedido en su desarrollo, un país cuya mejor perspectiva había sido convertirse en súbdito industrial de Gran Bretaña —cuando tal país es arrastrado al proceso histórico. Es en interés de su propio desarrollo que en el futuro México sea colocado bajo la tutela de los Estados Unidos. La evolución de toda América se beneficiará del hecho de que los Estados Unidos, por la posesión de California, obtengan el dominio del Pacífico. Pero de nuevo preguntamos: ¿Quién se va a beneficiar inmediatamente de la guerra? Sólo la burguesía. Los norteamericanos adquieren nuevas regiones en California y Nuevo México para la creación de capital nuevo, es decir, para convocar a nuevos burgueses y enriquecer a los ya existentes; porque todo el capital creado hoy fluye hacia las manos de la burguesía. ¿Y el corte propuesto por el istmo de Tehuantepec? ¿Quién es probable que gane con eso? ¿Quién más sino los armadores estadounidenses? ¿Dominar el Pacífico, quién ganará con eso sino estos mismos navieros? Los nuevos clientes de los productos de la industria, clientes que surgirán en los territorios recién adquiridos —¿Quiénes satisfarán sus necesidades? Nada menos que los fabricantes estadounidenses.[6]
Sin embargo, esta visión determinista del desarrollo de los modos de producción cambiaría a lo largo de los años, como bien apunta Escaron (1972, p.11). Marx y Engels pasaron de apoyar la expansión de EUA (1847-1856) a criticarla abiertamente (1856-1864) y, posteriormente, a condenar la intervención francesa de México en 1861. Por ello, es imposible sostener que sus primeras opiniones sobre México estuvieran escritas en piedra y, todavía menos, que hubiera un racismo sistemático contra los mexicanos. Esto es algo que la crítica vulgar evita mencionar.
De igual manera, por el desarrollo de su pensamiento, es poco probable que hubieran repetido sus opiniones en ese tono. Incluso, con más información o noticias probablemente habrían cambiado de opinión sobre lo sucedido en la guerra de EUA-México. Por ejemplo, si hubieran conocido el papel que las incursiones comanches jugaron en la derrota de México, habrían podido explicar cuestiones como el porqué un ejército pequeño derrotó a México fácilmente[7], o incluso su visión sobre el desarrollo del capitalismo mundial.
Es importante resaltar que el giro de posiciones no fue menor en su pensamiento e ideas políticas. Marx y Engels pasarían de ver con buenos ojos la idea de la expansión capitalista colonial sobre otras naciones para que fueran parte del desarrollo, a apoyar las luchas nacionales (como en el caso de India e Irlanda). O de pensar que la revolución solo la podría realizar el proletariado, a considerar que las comunas agrícolas (como las rusas) podrían dar el salto al comunismo sin pasar por el capitalismo. Algo que ha profundizado recientemente Musto en Karl Marx 1881-1883, el último viaje del moro (Siglo XX1, 2020 ) o Bosteels, en La Comuna Mexicana (Akal, 2021).
4. Una carta siempre llega a su destino
Es imposible considerar que Marx y Engels hayan estado exentos de los prejuicios sociales e ideologías de su época, especialmente, mientras hacían reflexiones rápidas con los materiales a su alcance y sin visitar de primera mano los sitios sobre los que escribían. Escritos de trabajo o reflexiones automáticas, textos que como califica Marx, fueron escritos con un lenguaje brutal, no listo para su difusión masiva.
Marx, en su carta del 2 de diciembre de 1853, estaba opinando apresuradamente sobre la obra de Ripley, quien fuera un oficial de EUA participe de la invasión a México, así como parte de un gobierno enemistado con la España de ese momento, por lo que los prejuicios sobre los españoles y mexicanos estaban más que presentes. No sería entonces improbable que Marx haya parafraseado y repetido prejuicios de su lectura, sin siquiera razonarlos demasiado para escribirle a Engels, pues el siguiente pasaje de Ripley contiene las mismas ideas:
Pero existía corrupción entre sus oficiales desde el grado más alto hasta el más bajo, y los funcionarios del gobierno otorgaban comisiones de vez en cuando como recompensa por los servicios privados más vergonzosos, vergonzosos tanto para el que los hace como para el que los recibe (…) La mayor parte del ejército ignoraba al enemigo, y en el orgullo de su raza, pasando por alto su propia condición, los oficiales y soldados mexicanos se jactaban de ser invencibles. (Ripley, 1849. Vol. 1. P.87).
El lenguaje brutal de su carta demuestra fallos y virtudes sobre Marx que debemos de recordar. Sobre diversos temas que los dos pensadores desarrollaron, ambos fueron poco claros y problemáticos, dejaron huecos. Pero estos fallos han demostrado ser muy productivos justamente por ser los que permiten seguir discutiendo sus ideas. Y precisamente, ellos mismos lo tenían claro. Ambos tienen el gran mérito de que, a pesar de no tener acceso a la información más exacta, aprovechaban toda la información disponible de su tiempo, sin reparar demasiado en su procedencia, para teorizar y hacer vida política —con todos los riesgos de errores que implicaba—. Una labor que realizaron a lo largo de su vida y que les permitió refinar sus análisis y modificar sus puntos de vista para enfrentarse, así, al capitalismo y a la ideología de su tiempo.
Tan es así que Marx nunca se apropió de la ideología racista de Ripley, quien posteriormente fue parte del ejército esclavista del sur durante la guerra civil de EUA, lo que significa que apoyó militarmente el esclavismo basado en el racismo. Por el contrario, Marx teorizó sobre cómo el capitalismo se nutría de la esclavitud y, por lo tanto, estaba a favor de la abolición de la esclavitud durante la guerra civil de EUA.
Parafraseando a Žižek (2016:19), las raíces étnicas, la identidad nacional, etcétera, no son simplemente “una categoría de verdad”. Al recurrir a ellas, “actuamos como individuos inmaduros” y no como seres humanos que habitan la dimensión de la universalidad de la razón. Por ello, Marx y Engels no centraron su análisis de los males del capitalismo en términos de nacionalidades. Su análisis se basó en el carácter universal del capitalismo, el de un “antagonismo que atraviesa de manera diagonal a todos los grupos particulares”: el de la lucha de clases. Ahí radica su lección para la emancipación de la humanidad.
Referencias
- Antonio de Solís (1684). Historia de la Conquista de México.
- Bosteels, Bruno. (2021). La Comuna Mexicana. México: Akal.
- Escaron, Pedro. (1972). Karl Marx, Friedrich Engels. Materiales para la historia de América Latina. Buenos Aires: Ediciones Pasado y Presente.
- Karl Marx & Friedrich Engels. Werke Band 28. Institut Für Marxismus-Leninismus Beim ZK DER SED, Dietz Verla Berlin.
- Marx & Engels Collected Works (Vol 6. & 8 &xxx) Lawrence & Wishart – Electric Book.
- K & Engels F. (1867 [1996]). El Capital. Distrito Federal: Siglo XXI Editores.
- K & Engels F. (1848). El manifiesto comunista.
- K & Engels F. (1932 [2020]). La ideología alemana. Madrid: Akal.
- Musto, Marcelo (2020). Karl Marx 1881-1883, el último viaje del moro. Siglo XXI
- Ripley, Roswell S. (1849). The War with Mexico. Harper and Brothers.
- Zizek, (2016). Visión de paralaje. Ciudad de México: FCE.
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[1] Marx & Engels Collected Works, Vol 44. Letters 1870-73. Lawrence & Wishart – Electric Book, 2010. Pp-69
[2] Traducción con base en Marx & Engels Collected Works, Vol 39. Letters 1852-55. Lawrence & Wishart – Electric Book, 2010. Pp-501.
[3] Para esta traducción agradezco el apoyo de Valentina Plaza, quién amablemente discutió todas las acepciones del alemán al español y sus posibles interpretaciones.
[4] Traducción con base en Karl Marx & Friedrich Engels. Werke Band 28. Institut Für Marxismus-Leninismus Beim ZK DER SED, Dietz Verla Berlin, 1963, 2010. P. 417.
[5] Traducción con base en Marx & Engels Collected Works, Vol 8. Marx and Engels 1848-9. Lawrence & Wishart – Electric Book, 2010. Pp-362-366.
[6] Traducción con base en Marx & Engels Collected Works, Vol 6. Marx and Engels 1845-48 Lawrence & Wishart – Electric Book, 2010. Pp-521-529
[7] Las enormes praderas del medio oeste de Norteamérica fueron un espacio que dominó el pueblo comanche, el cual debilitó con sus continuas incursiones a las defensas de México. Así que ante la interpretación de Marx sobre la “originalidad americana” de la guerra, debería de ser completamente reinterpretada: “(…) Los vastos espacios en los que la acción tuvo lugar y el pequeño número de hombres con los que se llevó a cabo, más voluntarios que un ejército regular, le imparten su originalidad americana”. Traducción del autor con base en Marx & Engels Collected Works, Vol 39. Letters 1852-55. Lawrence & Wishart – Electric Book, 2010. Pp-501-502.
Publicado originalmente en Intervención y Coyuntura.