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Edomex y DF, una red fragmentada de transporte

¿Proyectos fragmentados caros o
sistemas integrados de transporte para los más humildes en la Ciudad de México?
En los próximos tres años se abre
la posibilidad real de que la Ciudad de México tenga un sistema de transporte público
metropolitano integrado, que junto con otras intervenciones urbanas y sociales
podrían mejorar la vida de miles de personas y reducir la inseguridad en el
mediano plazo. Por una parte, el Estado de México ha anunciado la construcción
del Mexicable,
en Sierra de Guadalupe, el cual conectara a la línea
4 de Mexibús
, que recorrerá de Tecamac a Indios Verdes, en donde converge con
la línea 1 de Metrobús del DF.
Sin duda, estos proyectos
abonarán a la mejoría de la ciudad, pero estos son actualmente esfuerzos
aislados, sin una visión urbana amplia. Tanto el Mexicable como el Mexibús
serán operados por diferentes compañías, las cuales son independientes de la
operación de Metrobús. Esto implicaría, por ejemplo, que si un usuario deseara
realizar un viaje de Sierra de Guadalupe a Ciudad Universitaria, tendría que
pagar por cada servicio (Metrocable-Mexibús-Metrobús). No sólo eso,
absurdamente, tendría que hacer un transbordo innecesario en Indios Verdes, para
intercambiar entre el Mexibús y el Metrobús, siendo que transitan por la misma
vía. Esto sin duda, haría  perder mucho
tiempo a los usuarios a comparación de si los servicios estuviesen integrados. Así,
la población más pobre le seguirá costando tanto en ingresos y en tiempo. Con
bajos beneficios sociales.
Dado que el proyecto de Mexicable
y Mexibús no incluyen una estrategia de intervención urbana y económica a su
alrededor (de Desarrollo Orientado al Transporte), caminar hasta la estación de
Mexicable o Mexibús más cercana podría ser un obstáculo insalvable para un
minusválido, una mujer con niños, personas de la tercera edad, o personas
llevando carga. Así como también podría generar inseguridad y la aparición
rápida de actividades económicas informales; ante la falta de una estrategia de
generación de actividades formales.
La experiencia internacional nos
señala que es posible que estos proyectos se unan en una sola estrategia y que junto
con otras intervenciones, mejore no sólo la movilidad, también la economía
local y la seguridad. En Medellín, Colombia, la una vez considerada a capital mundial
del crimen (en los noventas), esto sucedió.
Los alcaldes de Medellín,
Colombia, Luis Pérez,  Sergio Fajardo y
Alonso Salazar, llevaron  transporte
público de calidad a los cerros de la ciudad mediante, un teleférico, el Metrocable,
que es parte del sistema de metro de la ciudad. Así sus usuarios sólo tienen
que pagar un pasaje para acceder al sistema de transporte masivo, generando
grandes ahorros en transporte a los más necesitados.
La construcción de esta
infraestructura se llevó bajo un enfoque de “urbanismo social”, el cual implica
una serie de políticas que ayudaron a mejorar el entorno económico y social,
con una amplia participación ciudadana. Se construyeron centros culturales (parques
biblioteca) con alta calidad, en donde también se otorgaban préstamos para
negocios locales
, el más famoso el Parque Biblioteca España.
Además, se mejoró el espacio público, con amplias banquetas y parques públicos
con gran iluminación, bajo la consigna “lo más bello para los más humildes”
(alcalde Sergio Fajardo). A lo cual hay que sumarle otras series de políticas
sociales en educación, salud y vivienda.
El resultado ha sido un éxito: la
movilidad no sólo ha mejorado y es más barata, se ha dignificado el espacio
vital más cercano, se ha dotado de servicios público, se ha generado una nueva
actividad económica y ha sido parte del éxito de reducción de la inseguridad
(Léase Movilidad
Urbana y Pobreza
para más información de este caso). Es importante resaltar
que una idea subyacente de lo anterior, es que para acabar con la inseguridad
por criminalidad hay que prevenirla, y sólo mediante educación, oportunidades
económicas e infraestructura de calidad se puede lograr.
En este sentido, es claro que el
Metrocable y Méxibus se deben de integrar en un solo sistema de transporte
público con el Metrobús. Al mismo tiempo, que se eliminaría el transbordo en
Indios Verdes y permitiría la reducción de aglomeraciones en horas pico en este
punto de transbordo. Las ganancias serían altas para los usuarios, permitiendo
con un solo pago acceder a una amplia red de transporte. Esto debe de venir
acompañado con una estrategia de intervención urbana en sus entornos para
hacerlos más accesibles y seguros y con provisión de otras políticas al estilo
de Medellín (centros culturales, créditos, vivienda, etc.).

Si queremos transformar
verdaderamente la Ciudad de México, no basta con proyectos aislados, hace falta
que sean parte de un plan y de una visión más amplia del desarrollo económico y
social. Como bien señala Onésimo Flores: “el
gobierno mexicano ha aceptado la privatización y fragmentación de nuestro
sistema de planeación urbana
”. Esto debe de cambiar ahora que está presente
la oportunidad, para que una mejor ciudad no sea sólo una ficción o utopía. 

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